lunes, mayo 16, 2005

A Cyberdark, por haber existido

Como lo ha dicho María, y ella escribe bastante mejor que yo :), mejor reproducir el post que ha puesto en su blog...


Estoy leyendo ahora "El espiritu del mago" de Javier Negrete, un libro magnífico donde los haya. No cabe duda que hará historia en el panorama del género fantástico en castellano, por su calidad y por la madurez de su estilo. Sin duda Javier ha dado en este libro lo mejor de sí mismo y eso se nota más allá de toda duda.

Pero no es por eso por lo que escribo este comentario, sino porque, como siempre, cuando empiezo un libro miro el final. Sé que es imperdonable, pero yo disfruto más de la lectura así, que le vamos a hacer. Cosa curiosa en este libro los agradecimientos están al final, y allí están los que tienen que estar, como es lógico. Cual sería mi sorpresa cuando al final del todo, después de un recuerdo a su madre, aparece una frase: "A Cyberdark, por haber existido".

Tengo que reconocer que se me cayeron dos lagrimones como dos puños. Si hubiera que escribir un epitafio para Cyberdark, no podría decirse nada mejor. Como hacen los grandes maestros, Javier ha condensado en muy pocas palabras aquello que los demás no sabemos muy bien como decir, y amontonamos expresiones, subordinamos frases, y al final, no es eso...

Después estuve pensando que de Cyberdark no queda nada, salvo nuestros recuerdos y alguna mención dispersa por las revistas. No hay ningún lugar físico donde llevar flores como a los muertos, ese gesto inútil, pero que calma el corazón y consuela. Ningún lugar que sirva de testimonio de haber existido alguna vez , de testimonio contra el olvido.

Como ya tengo edad suficiente para saber que nada que calme el dolor es tonto o prescindible, me habría gustado eso, tener algún sitio donde ir a recordar todo lo que viví los dos años largos que duró para mí la experiencia. Algún sitio donde estuviera el recuerdo, donde yo sepa que estará dentro de veinte años, para poder volver como en el tango.

Para mí este libro será ese único lugar donde contemplar una lápida, pensar en la fugacidad de todo y mandar un beso desde el corazón a aquellos que también recuerden y añoren, a veces. Pensaré que cada vez que alguien lea este libro, o lo saque de una biblioteca y llegue al final, verá la frase con la que se cierra el libro y recordará, y todos viviremos otra vez en ese momento intactos en el tiempo, destilando ilusión y alegría.

Gracias, Javier, por tu recuerdo lleno de emoción. Gracias de verdad.